lunes, 5 de agosto de 2024

 


Un cuento para Catalina


La luna enojada


La Luna estaba realmente enojada esa mañana. Ya había descubierto quién le estaba contando al Sol que ella salía cada noche a bailar y regresaba a casa muy entrado el amanecer, justo cuando él se había marchado a su trabajo. Se trataba de la Abeja madrugadora.

Esta vez la señorita Luna se la cobraría sin compasión, pensó.

Sin pensarlo mucho ideo un plan en complicidad con su amiga la Brisa del Sur, quien era más fría que la Antártida y también con su incondicional amigo, el viejo Roble del camino para propinarle un gran susto a esa  Abeja traidora.

Los tres esperaron pacientemente el momento justo en el que la supuesta intrigante regresaba de su habitual caminata matutina y, cuando estuvo suficientemente cerca, zasss, la Brisa del Sur sopló con fuerza al viejo Roble quien dejó caer una de sus ramas secas por el frio del invierno, para que cayera encima de la Abeja.

Pero el plan no dio el resultado que ellos esperaban porque la Abeja fue más rápida en su reacción y se detuvo a tiempo.

La Luna, escondida detrás de unos matorrales, murmuró: "Se salvó esta vez, pero ya habrá otra oportunidad". 

Esa noche la señorita Luna regreso temprano a casa.


Fin

lunes, 15 de julio de 2024

 




Relatos desde el bondi


Despertar de golpe


Quedarse dormido en el bondi es como entrar en una galaxia desconocida y ser absorbido por un agujero negro. Pero despertarse de golpe, es otra cosa. Es como ser escupido de pronto por el mismo agujero negro y quedarse suspendido en la nada misma. Como en el limbo. Uno queda como paralizado esperando que la conciencia haga lo suyo y ponga cada cosa en su lugar.

Miramos por la ventanilla tratando de reconocer la calle que transitamos. Uno no sabe ni dónde está ni para dónde va. Lentamente se va cayendo en cuenta a cerca del espacio que se ocupa para entender finalmente,  que no estas dentro de un sueño.

Estás como cualquiera, en el bondi.

J.R.O.

 


Relatos desde el bondi


Envidia del sol

Como cada mañana salió a buscar el colectivo que lo llevaría hasta su escuela. Siempre iba sobre la hora. Esa madrugada estaba especialmente oscura y hasta sintió envidia del sol porque aún dormía mientras él luchaba contra su mayor enemiga, la pereza, para arrancar el día.

¡Largo día el que se venía por delante! pensó casi en voz alta.

Siempre que se aproximaba a la esquina, justo donde debía cruzar para dirigirse a la parada, sus piernas se ponían más pesadas y comenzaba a perder la conexión entre su cerebro, sus pies y el colectivo.

Aquella distancia se hacía cada vez más larga. Miró la hora en su celular y se percató de que iba tarde. Apresuró su caminata con su sufrimiento a cuestas. El semáforo se apiadó de él. Logró alcanzarlo y ya en su puesto, respiró.

J.R.O.

 


Relatos desde el bondi


La Contemplación


Una vez alguien dijo que la escritura era un ejercicio necesario para el cerebro y, aunque el cerebro evidentemente no es un músculo, igual necesita ser ejercitado para evitar que se entumezca y se vuelva viejo deliberadamente.

¡La cuestión es que escribir no es tarea sencilla!

Hay días en los que el espíritu del gran Gabriel García Márquez se apodera del alma de uno y bueno, nacen las ideas más genuinas para construir historias increíbles. Pero, lamentablemente son más las veces que ese milagro, no sucede.

Entonces aplicamos el muy reparador "plan Contemplación".

La contemplación no es otra cosa más que quedarse mirando a la nada misma mientras nuestro espíritu intenta conectar con la historia de vida que hay detrás de todo el que sube y baja del colectivo con su cargamento a cuestas.

Es dejar que el tiempo consuma eso que llamamos vida.

J.R.O.





Relatos desde el bondi


Era lunes y ella corría

El día había amanecido realmente pesado. Calor, fresco, fresco, calor. El bondi viajaba como sin ganas de llegar a ninguna parte. La gente subía y bajaba con sus rostros muy de lunes. De pronto y de la nada, apareció ella corriendo desesperada sobre la vereda. Parecía ir al ritmo de las ruedas del colectivo sobre el pavimento. Corría y corría apretando el paraguas negro contra su pecho, mientras que su bolso se sostenía con fuerza de su brazo, como con miedo a desprenderse y quedarse abandonado en el camino.

Su cabello oscuro y ensortijado también corría. De momento, hasta pareció flotar. Todos la observaron desde las ventanillas del colectivo rogando que el chofer se detuviera a tiempo. Pobre, se veía tan cansada cuando logró sentarse. Respiró profundamente al tiempo que su rostro volvía a tener color. 

Mientras tanto, la música continuó sonando.

J.R.O.




lunes, 10 de julio de 2023

 

Una visita inesperada

Hay días en los que la nostalgia toca mi puerta y sin que yo le dé permiso, entra y se instala en el living de mi corazón. No conforme con apoltronarse cómodamente entre mis almohadones cuidadosamente dispuestos sobre el sillón, ella los desordena y decide hablar sin parar y trae al presente todo el pasado que se le ocurre y que es capaz de recordar a una velocidad casi incalculable.

La música tampoco ayuda mucho en esta mañana gris y triste, pero es la que nos gusta a la nostalgia y a mi. Entre tanta charla me voy dando cuenta que, a pesar del tiempo, hay reminiscencias del pasado que perduran inertes ahí, donde no me gusta mucho entrar, pero que de tanto en tanto y después de tomar suficiente aire para llenar mis pulmones de valentía, voy y me asomo. 

Luego me doy cuenta de que hay cosas que mejor, como dice la gente, dejar en el lugar en el que escogieron quedarse. No siempre es uno quien escoge ponerlas ahí, a veces es la misma dinámica de la vida quien se encarga de buscarles un lugar y dejarlas como en el olvido. Es mejor así.

Mientras ella habla y habla sin parar, yo prefiero mirar a través de mi ventana para ver si encuentro a Dios entre las nubes grises que se desdibujan poco a poco en un cielo que se empeña en brillar un día de invierno. Afuera hace mucho frío pero acá adentro no está más tibio. 

El fin de semana se fue tan rápido! Es como si hubiera gozado de traer y dejar olvidado un halo de desilusión y tristeza para  luego mirarme desde lejos y sonreír. Nostalgia sigue ahí sentada, imperturbable. Yo escucho música en mi mente.

Allá afuera todo está igual, salvo por la pelea entre el sol y las nubes grises para ver quien gana el derecho a salir. Ya no escucho a nostalgia. De pronto sus palabras se hicieron insoportables y dejé de escucharla hace un rato. No escucho ni pienso en nada. Sólo dejo que la música ocupe mi espacio. 

El día comenzó lento su trajinar cotidiano. Yo decido simplemente fluir con su onda y dejar que todo vuelva a la calma. Total, no puedo cambiar el orden en que están colocadas las circunstancias de este momento de mi vida. Es mejor dejarlo así y tirar la moneda al aire y dejar que el destino vuelva a ganar. Hasta ahora no ha sido tan malo.

Vuelvo a llenar mis pulmones de valentía y recuerdo la lista de cosas que debo hacer hoy y que esas, de verdad, no resisten postergación alguna. Apuro mi bebida de colágeno y despierto del ensimismamiento. Le subo volumen a la radio y vuelvo a estar viva.

Ya mañana será otro día. Importa solo el de hoy.

Chao melancolía y gracias por la visita.






sábado, 3 de junio de 2023


Neurodiversidad y escuela: una utopía


No dejo de preguntarme por qué resulta más fácil y hasta divertido, hablar en el aula de clases sobre diversidad sexual (un tema a mi juicio, bastante mal abordado), que de la Neurodiversidad, que pareciera seguir siendo un tabú que la sociedad menciona pero que no profundiza.

Si bien la intención de llevar adelante programas de educación sexual en las aulas escolares es crear sensibilidad y sentido de responsabilidad sobre nuestro cuerpo, me pregunto: ¿acaso las diferencias neurológicas y su implicación en la conducta humana no son importantes de abordar? ¿acaso el cerebro no forma parte de nuestro cuerpo también?

Considero necesario replantear qué diversidades son las que nos interesan, no por simple marketing, sino como verdadero motivo de enseñanza porque si de algo estoy segura es que el mundo cambió y junto con él, debemos replantearnos cómo y para qué estamos educando. Y digo "estamos" porque la educación y la formación son responsabilidad no solo de las escuelas, sino también de los hogares, porque el hogar es el primer y mas importante eslabón en esta cadena que se denomina Educación.

Si algo interesante tiene esta nueva era que vivimos es que ha puesto sobre la mesa la palabra Diversidad, que no se limita a un solo rasgo de la personalidad del ser humano. Los nuevos tiempos han permitido visibilizar aspectos de la cotidianidad que hasta no hace mucho se guardaban en el baúl familiar porque de pronto y por principios y mojigaterias culturales, era mejor esconder antes que exponer públicamente poniendo en riesgo la reputación familiar. Todo lo que iba en contra de lo que se consideraba "natural", era inadmisible.

Hoy en día vemos la vida diferente, aliñada con ese condimento mágico que llamamos Diversidad. Sin embargo, creo que con todo y el esfuerzo de sentirnos una sociedad vanguardista, utilizamos la famosa Diversidad según los intereses de moda o lo que dicta lo "políticamente correcto" y solapamos con "modernidad" situaciones que no somos capaces de encarar con verdadera inteligencia.

La Neurodiversidad es una de esas cosas a las que le pasamos por un lado utilizando determinadas frases pre-construidas con la intención de sentirnos muy conocedores de un asunto que, en definitiva, ni manejamos ni somos capaces de querer manejar a profundidad. Por ende, somos profundamente incapaces e incompetentes para educar en función de esta realidad que acompaña a más de una familia que, quizás hundidos en un mar de desatención intenta proteger a los suyos a como de lugar, en medio de una sociedad supuestamente "inclusiva", pero que se niega a hablar del "asunto".

La neurodiversidad es tan palpable como cualquier otra diversidad, existe y está dentro de las aulas escolares, silenciosa, esperando a ser atendida como tantas otras diversidades. Hay información infinita sobre el tema, hay especialistas en las distintas áreas que serían de gran utilidad en las aulas escolares. Urge la necesidad de educar en este sentido y no quedarnos en la romántica expresión de "todos somos diferentes y nos aceptamos". 

En el pasado se hablaba de valores que componían la sociedad, que eran la base de la sociedad. Bueno, entendamos entonces que la diversidad en todas sus manifestaciones es un nuevo valor que forma parte de la evolución de las sociedades modernas. Ya no somos los mismos, por eso estamos obligados a ser diferentes y debemos educar de manera diferente.

No se trata de cambiar una letra, es cambiar mentes y educar con propósito. Sensibilizar pero de verdad, porque los niños van a crecer y se van a convertir en adultos y debemos preguntarnos: ¿qué clase de adulto queremos que sea nuestro hijo? Siempre decimos que queremos hijos felices, pero, ¿estamos formando hijos realmente felices?

Estas y muchas otras interrogantes me acompañan cada vez que pienso en mi hijo más pequeño y lo que imagino será su vida de adulto. Porque también pareciera que los chicos con alguna condición neurológica van a ser niños de por vida y, muy a mi pesar, no será así. Sebastián va a crecer como lo hicieron sus hermanos y va a ser un adulto con Asperger, porque el Asperger no es una enfermedad que se cura con pastillitas, es una condición neurológica que lo va a acompañar para siempre. Mi tarea es prepararlo para que sea un adulto funcional y, por sobre todas las cosas, un adulto feliz. Una tarea altamente difícil de llevar a cabo en medio de una sociedad cada vez más agresiva y violenta. 

No obstante, mi carácter terco y optimista me permite seguir adelante en mi propósito de educar,  informar y transformar cada mal episodio en una lección de vida, jamás trágica, siempre llena de aprendizaje.

Este camino nunca ha sido sencillo pero si muy mágico y, con todo pronóstico en contra, hemos encontrado la forma de seguir adelante y salir airosos. Confío en que llegará el día que la Neurodiversidad sea un tema que forme parte del calendario académico y que tanto maestros como alumnos puedan intercambiar conocimientos con el único objetivo de hacer de este mundo, un lugar cada vez mejor para la convivencia de todos los que lo habitamos.

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