Relatos desde el bondi
Era lunes y ella corría
El día había amanecido realmente pesado. Calor, fresco, fresco, calor. El bondi viajaba como sin ganas de llegar a ninguna parte. La gente subía y bajaba con sus rostros muy de lunes. De pronto y de la nada, apareció ella corriendo desesperada sobre la vereda. Parecía ir al ritmo de las ruedas del colectivo sobre el pavimento. Corría y corría apretando el paraguas negro contra su pecho, mientras que su bolso se sostenía con fuerza de su brazo, como con miedo a desprenderse y quedarse abandonado en el camino.
Su cabello oscuro y ensortijado también corría. De momento, hasta pareció flotar. Todos la observaron desde las ventanillas del colectivo rogando que el chofer se detuviera a tiempo. Pobre, se veía tan cansada cuando logró sentarse. Respiró profundamente al tiempo que su rostro volvía a tener color.
Mientras tanto, la música continuó sonando.
J.R.O.
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