Relatos desde el bondi
Envidia del sol
Como cada mañana salió a buscar el colectivo que lo llevaría hasta su escuela. Siempre iba sobre la hora. Esa madrugada estaba especialmente oscura y hasta sintió envidia del sol porque aún dormía mientras él luchaba contra su mayor enemiga, la pereza, para arrancar el día.
¡Largo día el que se venía por delante! pensó casi en voz alta.
Siempre que se aproximaba a la esquina, justo donde debía cruzar para dirigirse a la parada, sus piernas se ponían más pesadas y comenzaba a perder la conexión entre su cerebro, sus pies y el colectivo.
Aquella distancia se hacía cada vez más larga. Miró la hora en su celular y se percató de que iba tarde. Apresuró su caminata con su sufrimiento a cuestas. El semáforo se apiadó de él. Logró alcanzarlo y ya en su puesto, respiró.
J.R.O.
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